Siento que poco a poco mi luz interior se apaga. Las desilusiones pesan más que las ganas, los desengaños son más numerosos que las fuerzas y mis ojos ya no brillan cada vez que te miro, ya no siento ese impulso que me llevaba a besarte, ya no siento nada y me duele decirlo.
Noto mi muerte en la vida
Agoto mi cera, caigo
Soy la vela derretida
Terminaste con mi arraigo.
Fuiste luz en mi camino
Ahora solo eres tinieblas
Eres el viento asesino
Que mi alma mata, despuebla.
Todo comenzó por casualidad, consiguió mi número y empezamos a hablar, la ilusión era como una descarga eléctrica en un corazón casi parado, sueños comunes, sonrisas eternas, promesas de no forzar un camino que en caso de estar escrito, acabaríamos recorriendo. Nos engañamos sin pretenderlo, la luna no estaba al alcance de dos almas que no controlaban el vuelo sin motor.
Y caímos fuertemente
Cual duro trozo de metal
Pues no fuimos consecuentes
No supimos ver el final.
Terminamos de engañarnos
La realidad nos hizo mella
Empezamos a bebernos
No dejamos ni las huellas.
Besos escondidos, miradas furtivas que quedaron en nada. ¿Romance? Eso no estaba destinado a nosotros. Ni tú podías ofrecer más ni yo podía resignarme a algo que sabía que no me llenaba. Pero a tu lado me olvidaba de todo, respiraba un aire más puro.
Egoísmo puro por mi parte al no querer poner punto final a aquella historia acabada.
José Sousa (@Sousa_murillo) & Sara Ruíz (@sararuiz15)