NADA NUEVO, COMO SIEMPRE

Dime, ¿ya te sientes bien contigo misma ahora que tienes mi corazón en tu puño y lo aprietas o lo dejas caer a tu antojo? ¿Ya has encontrado sentido a tu paupérrima existencia entre amores de una noche, o de media hora, que acaban en el momento en que gritas a viva voz por un placer efímero? Perfecto, entonces coge la puerta de mi vida, y utilízala para largarte, no la llames más para regresar.

El hartazgo me invade cada vez que pienso en las veces que he dado todo para no recibir nada, o en que directamente he terminado con mis lagrimales secos, esperando la respuesta de un amor que solo yo sentía, y para un diálogo se necesitan dos partes.

Una tarde cualquiera todo son buenas intenciones. Quedar, ir al cine, dar un paseo, tomar café, una charla sobre cualquier tema que antaña a la existencia, y por supuesto indirectas que inducen a cualquier ser humano a pensar que todo va a arder, que todo va a explotar. La mañana siguiente todo cambia, como si de repente el capricho ya no sea tal.

THANKS-FOR-NOTHING

Todo se hiela, se convierte en un cubito que condensa cada promesa de amor, cada palabra que iniciaba en mi mente una ilusión. Poco a poco vamos perdiendo la tensión del querer decir las frases exactas para llegar a los sentimientos de la otra persona. Pero de repente fluye de nuevo, se descongela a la velocidad de la luz esa capa helada porque la fogosidad ha hecho su aparición.

Hablamos, me prometes la luna, te prometo quedarnos a vivir en ella, ponemos día y hora para quedar y comenzar la conquista al satélite que tanto ansiamos, con tu cuerpo y con mis ganas, con mi boca y con tus ansias. Tú pones horario de noche, después de cenar, para que la ilusión crezca aún más.

Horas antes de caer el sol, empiezas a dejar de hablar con la fogosidad de antes, te empiezo a decir tonterías porque me da miedo que te hayas aburrido de mí, y dices que no, pero sé que algo ha pasado en tu cabeza, que no te gusto o que, de repente –o eso decís siempre-, no quieres nada nuevo o nada serio. Yo siempre trago, me lo creo una y otra vez, cuando me dices que no sucede nada, que todo está como antes y nos lo pasaremos bien.

Arrecia la luna, se apaga el sol, y sigues sin ser la misma, pero yo empiezo a preparar mis cosas. Un poema, una rosa, una canción romántica por si eso falla, y por supuesto, mis nervios, esos también están a tu disposición. Tonto de mí, ¿verdad?

Cinco minutos antes de salir, una hora hace que no hablas, te llamo y no contestas, y de repente te conectas para decir que no puedes estar esa noche junto a mí, que aún tienes cosas que hacer. Créeme, sé que es mentira, porque las excusas cada vez son menos secretas para mí.

Es la historia de nunca acabar, cuando todo está bien y de repente se tuerce, cuando, como he dicho, te he dado mi corazón entero para que hagas con él lo que quieras, y a ti solo se te ocurre guardarlo bajo tu puño para dominarlo a tu antojo. Muchas gracias por la crueldad que atesoras, porque por fortuna no es peor que la de otras que se han cruzado en mi camino, y esto, de momento, lo puedo soportar.

Te quiero, no soy tu príncipe, ni lo seré, porque de hecho la sangre azul es para quien la quiera, pero créeme, tú sí eres mi princesa y lo seguirás siendo mientras tengas mi corazón para ti, porque habrá algún momento en que se te escurrirá y volverá a mi vida para que yo se lo entregue a otra mejor, porque vendrá, seguro que vendrá.

José Sousa @Sousa_Murillo

Deja un comentario